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El COVB advierte que la pirotecnia tiene efectos negativos a nivel físico y psicológico en animales y personas

19/06/2024

Recomendaciones para las fiestas de verano con pirotecnia

El COVB advierte que la pirotecnia tiene efectos negativos a nivel físico y psicológico en animales y personas

  • El ruido de los fuegos artificiales y los petardos afecta negativamente a nuestros animales domésticos tanto física como psíquicamente. Desde daños directos al aparato auditivo, hasta respuestas desproporcionadas por miedo y estrés.
  • Entre un 25% y un 50% de los gatos y los perros experimentan cada año miedo por el ruido de la pirotecnia. Diversos estudios revelan efectos de estrés post traumático equiparables a los producidos en humanos, mientras que otras respuestas cursan con temblores, salivación, ladridos, ansiedad e incluso huidas, que pueden acarrear daños mayores en casos de atropello, caídas etc. Por ello es importante pasear siempre con arnés bien asegurado, evitando collares y horas en las que coincida el lanzamiento de petardos.
  • La recomendación etológica inmediata busca acompañar estas respuestas de manera tranquila por el tutor, que reconforte al animal y amortigüe el ruido lo máximo posible, aunque frecuentemente son necesarios fármacos y suplementos que ayuden a gestionar estas situaciones.

Barcelona, 19 de junio de 2024.- El Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona (COVB) advierte, ante la inminente celebración de la verbena de San Juan y de otras fiestas de verano, que la pirotecnia tiene efectos negativos tanto a nivel físico como psicológico en animales. En este caso, con especial interés en nuestros animales domésticos, a los que puede afectar física y psicológicamente.

Este miedo es muy frecuente porque los artículos pirotécnicos producen sonidos imprevisibles, no controlables y muy fuertes, y porque la sensibilidad auditiva de perros y gatos es muy superior a la de las personas, especialmente en el caso de sonidos muy agudos. Así, los perros, de media, tienen un rango de audición de 10.000 a 50.000 Hz, mientras que el ser humano sólo abarca de 16.000 a 20.000 Hz.

La distancia a la que un perro puede escuchar un sonido es cuatro veces superior a la de un humano. En el caso de los gatos, el oído aún está más desarrollado, e incluso, tiene una sensibilidad acústica superior, por lo que también son mucho más sensibles a la contaminación acústica provocada por la pirotecnia.

 

Las explosiones dañan por tanto su aparato auditivo. La pérdida de audición y el tinnitus por sonidos de disparo (140db) están descritos en perro, por ello no hay que exponerlos en un radio cercano a las explosiones (pirotecnia alcanza 190db).

Psíquicamente, se estima que entre un 25% y un 50% de los gatos y de los perros experimentan miedo por el ruido de los fuegos artificiales y de los petardos, al ser estímulos nocivos no anticipables, que escapan a su control y entendimiento. Esta respuesta puede ser en forma de simple parálisis al escuchar el sonido, pasando por salivación, temblores, taquicardia, vocalizaciones (los ladridos son un signo de alarma y de miedo intenso), orina y defecación incontroladas y finalmente intentos de esconderse o huir de manera imprevisible. Son estas últimas, una causa directa de accidentes, atropellos, caídas desde ventanas y balcones etc.

Es la época en la que se registran más animales extraviados por lo que es muy importante tener debidamente identificado al animal con microchip y alguna chapa identificativa, además de asegurar bien el arnés y no liberarlos mientras pasean durante estas fechas.

Ante esta situación, el COVB quiere alentar a evitar el elevado sufrimiento y falta de bienestar físico y mental de los animales durante estas fechas estivales y contribuir también a favorecer la convivencia cívica con personas sensibles, mediante las siguientes recomendaciones:

  1. Primero hay que saber si el animal sufre por los ruidos de la pirotecnia, prestando atención a su comportamiento y, al respecto, observar su postura corporal: cuerpo encorvado, con la cola encogida, orejas caídas, temblores, paralización… son signos de inseguridad y miedo. Observar si intenta escaparse o esconderse; si maúlla en el caso de los gatos o si ladra y gime, en el de los perros; si presenta otros síntomas como la respiración agitada, la salivación, las pupilas dilatadas, taquicardia o si se orina o defeca involuntariamente.

 

  1. Es preciso anticiparse a los momentos de mayor ruido en el exterior, asegurándose de que el perro o el gato estén en el interior de la casa en la zona más alejada posible del sonido.

 

  1. En esa ubicación deberemos crear una zona segura, donde el animal esté cómodo. Puede ser una habitación que consideremos silenciosa o aquella que voluntariamente haya preferido el animal para refugiarse al manifestar la fobia, ya que suele ser el lugar donde escucha menos el sonido o le proporciona más confort. Le instalaremos su cama, agua, comida y juguetes, o incluso se puede habilitar una “madriguera” poniendo su cama a modo de cueva en una caja abierta, en un armario o bajo una mesa si tiene tendencia a protegerse de ese modo.

 

  1. Durante las sesiones de pirotecnia, se puede amortiguar el sonido exterior bajando persianas, cerrando puertas y poniendo música suave que sepamos que le gusta escuchar. Las ondas delta y la música de relajación tienen un efecto muy positivo en estos comportamientos.

 

  1. Estar a su lado, reconfortarlo y acompañarlo, si este busca acercarse a las personas que conviven con él en el hogar. Como tutores podemos proporcionarle calma que le ayude a gestionar esos momentos incluso solo con nuestra presencia y contacto relajado. Podemos además distraerlo con pequeños juegos olfativos si no muestra bloqueos y acepta comida, juguetes, etc.

 

  1. Nunca regañar al animal. Está experimentando un momento de terror involuntario motivado por un miedo irracional que puede empeorar todavía más si el tutor o referente ejerce castigos que lo hagan más negativo.

 

  1. Salir solamente en horario tranquilo y con la menor cantidad de ruido posible. Si se le saca a pasear, utilizar un arnés, en vez de un collar convencional, para mayor seguridad y para evitar que el animal se escape si se asusta.

 

  1. Algunos casos requerirán psicofármacos o complementos nutracéuticos. Sobre todo, animales donde no se haya podido hacer ninguna pauta etológica o conductual previa y que sean especialmente sensibles puede ser necesario el uso de fármacos que ayuden en la situación puntual bajo prescripción y control veterinario.

 

Desde el COVB impulsamos la idea de una celebración responsable y empática que tenga en cuenta la sensibilidad de todos los animales que convivirán involuntariamente con la verbena y que sufrirán sus efectos, sin olvidar a tantas personas que por condiciones especiales también acusan los efectos del sonido.